domingo, 16 de marzo de 2014

Arte y Cultura, " De Tu Arte a Mi Arte Prefiero Mi'arte..." Juan Ponce Guardián, Fotógrafo de la Época de Oro

Nacido en el barrio bravo de Tepito, Rivero, en el corazón de la Ciudad de México, el fotógrafo Juan Ponce Guardián se distinguió por captar a divas y vedettes de los teatros de variedad para adultos. Durante 20 años, el reportero gráfico, retrató para distintas publicaciones, prácticamente todas las luminarias de la época de oro, del espectáculo para mayores de edad durante sus actuaciones o en sesiones privadas.


Recientemente, las autoridades culturales calificaron a Ponce Guardián como un talento fotográfico que supo exhibir el estilo de vida, frescura y ternura de las bailarinas, muchos de las cuales incrementaron su fama al participar en películas y programas de televisión.





El escritor Carlos Monsiváis decía que el cabaret no es el infierno sino el paraíso habitado por fornicadores. Y al fotógrafo Juan Ponce Guadián le gustó desde muy joven el ambiente de esos lugares que destilaban lujuria, baile, amor y desamor. Tenía 17 años de edad y daba su “moche” para poder ingresar a esos sitios míticos como el Siglo XX, Club de los Artistas, Tío Sam, Apolo, Teatro Iris o al Fru Fru.


Primero como aficionado y luego como reportero gráfico captó a las mujeres más hermosas de la noche chilanga de los sesenta y setenta, aquellas divas y vedettes de los teatros de variedad para adultos. En 1963 ingresó al diario El Metropolitano por recomendación del reportero de la fuente policiaca el Chato Azcona y de inmediato le pidieron fotografiar a Yoko, una mujer bajita pero con un cuerpo precioso. La orden fue clara: “tome fotos del show y en camerinos”.



Para impresionar a sus jefes llevó negativos 6X6 y cinco rollos de 120. Empezó a hacer clicks pero se le complicó demasiado porque usó una Yashica bifocal, no apta para el movimiento. A la hora de entregar el material su jefe le dijo “mire Poncecito esto es lo que debe tomar” y con la mano derecha le mostró sólo tres de las 200 fotos que había sacado; las otras las rompió y las tiró a la basura. Ese momento fue definitivo porque le pegó en su orgullo, la falta de experiencia exhibió su trabajo fuera de foco.





Además de trabajar como freelance, Juan tenía un taller y una pegadora de zapatos en Tepito, donde vivía con su familia oriunda de León, Guanajuato. Desde los 12 años se independizó y siempre había dinero en su cartera. Un día sus hermanos lo invitaron a una fiesta en Kodak México donde laboraban y quedó fascinado por el ambiente y por las “chamacas muy guapas y arregladitas”. Al poco tiempo entró como laboratorista y ahí aprendió el arte de revelar y descubrir los grises y conseguir contrastes perfectos.

Siempre tomaba la cámara de su hermano, una Brownie Fiesta, y vestía a sus amiguitas de la cuadra de rumberas y vedettes. Así comenzó su amor por la fotografía y su obsesión por el cuerpo femenino. Nunca imaginó que a sus 69 años tendría un reconocimiento importante por su labor fotográfica en periódicos y revistas como La Prensa, El Sol de México, Excélsior, El Universal, Sir y Órbita.
Todas esas publicaciones le pedían imágenes sensuales de mujeres como Sasha Montenegro, Lyn May, Cleopatra, Paulette, Meche Carreño, Ivonne Govea, Olga Muñiz, Cristina Molina, Isela Vega entre otras vedettes, que lo mismo fueron protagonistas en “películas de ficheras” como en el teatro de burlesque. Recientemente su incalculable material fotográfico ha saltado a las galerías como la José María Velasco y espacios públicos como el del Sistema de Transporte Colectivo Metro.

La serie fotográfica de Juan Ponce Guadián no sólo es un notable testimonio visual de lo que fue la vida nocturna de la Ciudad de México sino un documento imprescindible para entender mejor esta parte de la cultura popular sin maniqueísmos, alejándose de la idea estereotipada que el cuerpo femenino es objeto sexual o simple pornografía. Por el contrario, es la voluntad de ser una experiencia, un misterio ante los ojos del otro. Una sensibilidad y una fantasía. Una intuición de luminosidad.



La Tranza Tepito
RGC
Periodista


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